Rogando a lo Alto las madres piden por sus hijos. Madres dedicadas y amorosas, pero que sufren las desventuras de la carne, inmersas en la pobreza, donde los recursos menguan para el sustento de la prole.
Ven como sus hijos son abrazados por los tentáculos odiosos de la violencia y los vicios.
Sus apelos son recibidos por los Amorosos Corazones de Jesús y María, que les envían singular energía de esperanza y fe.
El Maestro no puede retirar vuestro sufrimiento; la Noble Madre de Jesús no puede ocupar vuestro lugar; pero, de Sus Nobles y Santos Corazones emiten vibraciones de amor para sosteneros en la carne.
Madres sufridoras, Jesús está con vosotras, curando vuestras llagas, secando vuestras lágrimas y Su Generosa Madre María, lucha junto a vosotras abriendo camino entre los espinos, para que no sucumbáis antes de la hora marcada.
Tened fe y confiad en Aquel que todo lo puede, pues desde Su Reino de Luz vierte la Gloria del Señor sobre vosotras.
Joana de Angelis
GESH - 03/11/2006 - Vigilia ASJ - Vila Velha, ES - Brasil