¡Salve, Jesús!
¡Hermanos, no hay paz en la Tierra!
¡No hay bondad en los corazones de los hombres!
Cada criatura, de forma egoísta, procura satisfacer sus propios deseos, olvidando que la unión de propósitos y la ayuda mutua, fortalecen los espíritus, deshaciendo las sombras que, por milenios, cubren las almas.
Debéis uniros en el amor y en la fraternidad. Debéis accionar los dispositivos íntimos para la modificación de vuestras frecuencias inferiores, pues no vendrá del medio externo, la fuerza que proporcionará el cambio necesario en cada criatura.
Es en el propio ser que se encuentra la clave que, una vez activada, proporciona impulso para la elevación del espíritu.
Las enemistades y contiendas, heridas y resentimientos, odios y deseos de venganza, orgullo y egoísmo, acumulados en los milenios acabados dentro del corazón, se transbordan libremente en este momento planetario, provocando crímenes, barbaridades y guerras que solamente podrán ser redimidos fuera de la Tierra, en otros planetas.
Las almas que no procuran contener la propia inferioridad, dando rienda -hasta la saciedad- a las pasiones, los vicios y toda la gama de deseos inferiores, caminan a grandes pasos para el destierro planetario.
Hermanos, Cristo vela por todos vosotros.
Seres de altísima envergadura espiritual, que ya alcanzaron la evolución y ya no necesitan más sumergirse en la densidad de los mundos inferiores, acuden hasta ustedes, con los corazones llenos de amor y compasión, procurando despertar en las almas, la Luz Divina, no encontrando, en la mayoría de los hermanos, el deseo de transformación.
El Apocalipsis avanza con su cortejo de horrores. La Tierra se transforma en alta velocidad y la humanidad es seleccionada, posicionándose a derecha y a la izquierda del Cristo. No os equivoquéis en cuanto a la experiencia material, transitoria y perecedera, porque vuestro espíritu negligente, es atraído por las fuerzas magnéticas de los planetas inferiores a la Tierra.
Tened compasión de vosotros mismos, porque vuestras almas eternas vibran con el deseo de evolucionar, sin embargo, vuestras consciencias terrenas permanecen ajenas al clamor del alma.
Que Jesús os bendiga.
Despertar y, aún hoy, iniciad el camino de regreso a la Casa del Padre.
Pablo con vosotros.
¡Salve, Jesús!
Pablo de Tarso
GESH - 03/03/2023 - Vitoria, ES - Brasil