Socorred a los que sufren.
Triste es la condición espiritual de aquel que pudiendo servir sin pretensiones en las filas socorristas para atender a los que sufren no lo hacen, ya sea por orgullo, egoísmo, prejuicios o ignorancia.
No podéis ignorar que el sufrimiento se multiplica a vuestro alrededor y tenéis la responsabilidad de atender a los necesitados que estén al alcance de vuestra mano.
Acaso no os sensibilizáis con el llanto de un niño hambriento; con la tristeza de una madre indigente; con la apatía del joven desnutrido?
Hermanos, todos estáis necesitados de ayuda, pues estáis carentes de sentimientos nobles.
Socorred hermanos, a los tránsfugas que transitan por el valle de lágrimas, cuyos pies están sangrando por las espinas de la intolerancia y de los prejuicios.
Jesús nos incita al desprendimiento y al amor fraterno para con los desnudos, los que pasan hambre y los desheredados de la vida.
Quien sirve con amor se desprende de placas plomizas adheridas a su espíritu, reduciendo así el peso y la suciedad del vestido nupcial para el banquete celestial.
Salve el Divino Jesús que nos guía y nos ampara, hoy y siempre.
Joana de Ângelis
GESJ - 10/07/2007 - Reunión Pública - Vitória, ES - Brasil