Hermanos, yo os saludo en el nombre del Cristo Planetario!

Densas nubes envuelven la Tierra e impiden que el planeta respire. Los canales por donde los conductos serpentean el planeta, llevando la linfa de la vida, están obstruidos por la basura y la contaminación de la presencia humana.

La negligencia de las criaturas permitió la expansión del Reino del Mal, que se apodera con su brazo destructor de todo aquello que es vida y le puedan succionar su savia vital.

Las florestas, antes tan exuberantes, perecen ante las disputas sangrientas por poseerlas, no por preservarlas. Las arrancan de la tierra y vuelven árida, convirtiendo los bosques en bienes de consumo material.

Incalculables son los perjuicios de la vida humana y salvaje.

Los ríos se secan, contaminados por la furia humana, dejando expuestos lechos resecos, animales putrefactos y deshechos.

La Tierra perece y su canto de dolor genera rebeldía en los seres menos evolucionados y regocijo en los tenebrosos.

Ya no se puede detener la muerte del Planeta, que como el ave Fénix renacerá en una vida de paz, la Nueva Era.

Hermanos despiertos a la Luz, vibrad en amor por la Tierra, aliviando su dolor.

Recordad que sois hijos de la Tierra y debéis amarla.

Los "tentáculos de las tinieblas" intentan destruirla, pensando en poseerla. No obstante, la Luz que nunca se apaga brillará con más intensidad en la alborada de la Nueva Tierra, sorprendiendo a todos los incautos que creen haber alcanzado la victoria de la dominación.

Salve el Divino Jesús.