Hermanos!
El Amor de Dios convirtió mi vientre en un Portal de Luz que albergó el espíritu amigo de Jesús, hasta que Él pudo traspasar completamente el ambiente puro de las Elevadas Esferas de Luz en las que habitaba para venir hasta nosotros, al lodazal del "Hospital Escuela" que es la Tierra.
Adentró el mundo de la materia y mis brazos abrazaron Su sueño preparatorio para las luchas venideras, relacionadas con la tarea que traía.
Desde la primera sonrisa y los primeros pasos, realizó el aprendizaje en el cuerpo de carne, aunque ya no necesitaba una vestimenta tan grosera, pues desde hacía mucho tiempo ya era un espíritu libre de las ruedas reencarnatorias.
Escuchaba las lecciones maternas con reverencia, a pesar de que Su Espíritu en mucho superase mi sabiduría. De su padre, José, escuchaba los consejos pacientemente, aún sabiendo que recibía los más elevados directamente del Padre Mayor, porque, a pesar de sumergirse en la materia, no perdió la comunicación directa con la Soberana Voluntad.
Entre estudios, trabajo y convivencia fraterna, creció irradiando paz y bondad, como presentes de Su Alma para nosotros, que lo cercábamos de los cuidados naturales en la juventud.
Al llegar la hora de cumplir con el Designio Mayor, atendiendo al imperativo de servir, el hijo amado se dispuso a predicar, enseñar, curar y limpiar, hasta que la fatalidad interrumpió su servicio al prójimo.
Confusas, las personas distorsionaron Su Mensaje convirtiéndole en un revolucionario común. El desequilibrio existente en la época no permitió que alcanzasen la naturaleza fuera de lo común de Aquel Espíritu Manso y Amoroso.
Él aceptó, conforme hubo prometido al Padre, y se dejó inmolar, cargando la cruz que no Le pertenecía, en favor de la mayor de todas las lecciones, pues amar es ir más allá de uno mismo, anularse en favor del otro, renunciando a uno mismo para que el otro viva.
Yo, que Le vi nacer, acompañé el dolor de Su partida, pues a pesar de estar envuelto en un halo de luz zafiro, con elevado tono vibratorio, los lazos indisolubles de la Ley de Dios Le prendían a la materia, que perece sufriendo el dolor del azote vengativo.
En las "Tinieblas", los demonios exultaban y se burlaban a cada gota de Sangre derramada. Animaban para que Jesús sucumbiese, declinando del propósito Mayor que era ser ejemplo del "amor y el perdón".
Incitaban a las criaturas con furia y hambre de violencia, almas cuyas manos maculaban la carne da mi carne. Y bajo la tortura del sufrimiento físico, padeció y murió.
Liberado de la carne, restaurado en fuerzas, luciendo el brillo de la victoria sobre el mal, se elevó por encima de nosotros, retornando como un rayo a las Mansiones de Luz y Amor, Su verdadera morada.
En mi corazón quedó la lección a soportar, confiando en la Voluntad del Creador, que siguiendo el Plan Mayor, nos convierte en instrumentos, honrándonos con la oportunidad de Servirle.
Ahora, Jesús regresa, y como Mensajero del Padre, que es Dios, nos invita, hermana Margarida, a servir, dedicando a la humanidad el tiempo que te queda.
Medita Sus Palabras, y haciendo uso del libre albedrío, dedícate a servirle, si así entiendes la llamada.
Jesús vive y está entre vosotros; os lo afirma María, Su Madre y discípula devota que, admirada por Su Presencia, Le sigue en el intento de elevarse lo más cerca de Él posible.
Su Presencia, entre nosotros, es ahora el Portal de Luz que se abre ante nuestra frente y Su Mano extendida es la invitación para que lo atravesemos.
Que la paz esté entre nosotros!
María
Médium - Gracias Señora.
María - Fe, coraje y determinación en el Bien os guíen, hijas. Estamos con vosotras y somos muchos.
María de Nazareth
GESH - 2013 - Vitória, ES - Brasil