Salve la Fuerza! Salve la Luz!

Se reconoce al buen espírita por el esfuerzo que realiza en su propia transformación.

No solamente con la lectura de las obras que los espíritus trajeron para iluminar a la humanidad la criatura alcanza la liberación del hombre viejo. Es edificando mediante el trabajo, puliendo sus defectos, transformándose verdaderamente en un seguidor de Cristo, en la práctica de Sus Lecciones Evangélicas, como consigue la criatura elevarse por encima de la humanidad presente, aún ignorante y enfangada en errores.

Elegir el camino del aprendizaje y la transformación provoca dolor, a veces innombrables, dolor físico y moral.

La evolución de aquel que un día se encalló en la oscuridad de los Abismos es dolorosa, este es el camino que recorremos todos nosotros, viajeros necesitados de servir por el propio progreso espiritual.

Son muchas las encarnaciones del espíritu para transformarse en el Ángel que anhela ser.

Hermanos, estudiad y trabajad, renovando vuestras fuerzas en la Luz del Divino Maestro, pues si los espíritus llegan hasta vosotros para traer mensajes que esclarecen, también deben fortalecerse vuestras almas para las pruebas de la evolución.

Jesús está con nosotros y Su Luz ilumina y guía a aquellos que desean progresar.

Salve Jesús! Salve el Amor.