Hijos queridos de Mi Padre!

Os he buscado en las noches oscuras de los milenios y Me evitáis.

Mi yugo es manso y de Amor.

No hay más tiempo, hijos Míos, para rebeldías inútiles ni para desistir de actitudes impostergables.

La materia es apenas un vehículo para la transmutación del espíritu, alzando vuelos cada vez más altos, en una continua transformación, como todo en el universo que se modifica y evoluciona.

Sois apenas chispas en el espacio-tiempo que, inevitablemente, caminan hacia los Brazos Amorosos del Padre.

Por qué la reincidencia en el error, si la Luz incide sobre vosotros?

Visito los "abismos oscuros de la Tierra" que jamás deberían existir. Envuelvo a todos en el abrazo amigo, buscando los corazones, para que tocados por la Luz se transformen y muden la trayectoria de dolor que han venido trillando durante tanto tiempo.

No hay más tiempo, la Tierra se transforma a velocidad acelerada, pues el tiempo de las transformaciones sucedió hace muchos milenios, cuando aquí llegasteis. (Deduje que se refería a nuestra llegada al exilio en la Tierra). Desde entonces, todas las oportunidades justas habéis estado recibiendo.

Os traigo junto a Mi Corazón y no desistiré de vosotros, incluso rechazando Mi Abrazo.

Trabajad incansablemente en la renovación interior, por vuestro propio progreso, contribuyendo a la renovación de la Tierra, cuna amiga y acogedora, que siempre será vuestra Casa.

Hermanos, hijos, amigos, Os invito al trabajo!

Os invito a distribuir paz, amor y ternura.

Sed humildes! Sed mansos!

Venid Conmigo por siempre y Yo os conduciré a los Brazos de Mi Padre, pues Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre a no ser por Mí.

Nota: Mensaje extraído de la Divulgación 35.