Hermanas, otrora nos reuníamos en las catacumbas para escuchar la Buena Nueva y nuestros cuerpos fueron triturados por los leones en el Circo Romano. Así, renovando los votos de dedicación y de trabajo en el nombre de Jesús, trabajamos. Caímos, pero nos levantamos, siempre con los ojos puestos en el Foco de Luz que nos guiaba y nos guía.

Nos presentamos como trabajadores en este momento del ciclo planetario, en el que nuevamente los cristianos son perseguidos y sus cuerpos aniquilados por defender la Buena Nueva.

No podemos desistir frente al peligro, pues nuestras almas permanecieron durante mucho tiempo en los oscuros desvíos, y este es el momento de dar el gran salto evolutivo para alcanzar un Mundo Mejor.

No tengáis miedo de la luz del día anunciando la Presencia de Jesús en la Tierra, pues Él está con nosotros y Su Presencia nos guía a cada momento, en las tareas de socorro y amparo a los sufridores y en la elucidación de las mentes ignorantes acerca del futuro que les espera a aquellos que tienen fe.

Luchemos, mis hermanas, para iluminar los resquicios de sombras que aún guardamos en nosotros, pues Jesús es Amor, y Su Amor nos sustenta en todos los momentos de nuestra existencia. Para Él vivimos, sirviendo y amando al prójimo, sin olvidarnos jamás de nuestro Creador; Él que nos dio la vida, y por amor nos guía en la estela del progreso.

Trabajemos, hermanas, en el nombre de Jesús, para aliviar el dolor de los sufridores que nos llegan en grandes bandos, esclareciendo y divulgando los mensajes de alerta y esperanza para los hermanos de humanidad.

Salve Jesús! Salve el amor que nos guía.

Quien os habla es vuestra hermana Joana de Angelis, trabajadora de la Siembra de Cristo.

Salve Jesús.