Hijas amadas!

Por más que el Mundo esté aturdido con las muertes colectivas y la pérdida de poder económico, las almas no se han convertido en masa a Mi Evangelio.

La "copa amarga del dolor" ha sido vertida sobre vosotros, porque no conseguimos impedir que vuestras decisiones así lo determinasen.

Si Yo pudiera manifestar Mi Voluntad, a todos arrebataría hacia los Cielos, hacia el Reino de Mi Padre, donde todo es Paz, Amor y Armonía. Sin embargo, escogisteis la "copa amarga", y el dolor se manifiesta en todas las latitudes y longitudes del Planeta.

Vosotros Me crucificáis todos los días, renegando de Mi Amor. Siento las espinas clavadas en la piel por vuestras acciones carentes de amor y fraternidad.

El dolor generado por vuestras acciones, manifestado en múltiples enfermedades, catástrofes, fatalidades imposibles de ser detenidas por vuestras manos, es el dolor que cosecháis por vuelta mala conducta. Pero, el dolor sembrado al prójimo por las decisiones equivocadas en el uso del libre albedrío; estas, hijos Míos, generan las atrocidades que acampan por el Mundo; generan el caos, los desequilibrios, las tormentas que vivenciáis en estos momentos finales de la Tierra de Expiación.

Si Yo tuviese la certeza de que Mi presencia entre vosotros podría suspender el caos, estaría una vez más recorriendo el Gólgota para el sacrificio en la cruz. Con todo, sé, hijos amados, que jamás Me reconoceríais como Camino, Verdad y Vida.

Incluso Mis palabras, enviadas a vosotros de manera tan sencilla, no las creéis pues al conocer Mi Presencia en este pequeño grupo de mujeres, dudáis. No procuráis comprender Mis palabras, pues si así lo hicierais, sentiríais Mi presencia a vuestro lado.

El dolor llama a vuestra puerta, y se esparcirá cada vez más, hasta que no tengáis más fuerzas para rebelaros, y al final os rindáis al amor, a la paz.

Sabemos que la mayoría de vosotros no está preparada para entrar en el Nuevo Mundo, aún así hijos Míos, os a todos incondicionalmente, acompañaré vuestros destinos y un día, os tendré nuevamente en Mi redil.

Que se haga la Voluntad del Padre! Me rindo humildemente a Su Fuerza y os entrego a Él, pues somos hermanos y Él nuestro Padre.

Os dejo, pero permanezco para siempre con vosotros.

Margarida - Y nosotras, arrodilladas en este momento ante Ti, agradecemos con todo nuestro ser, las palabras amorosas que nos pasasteis.

Gracias, Jesús, hoy y siempre.

Maestro Jesús - Hermanos, porque ensuciasteis la inocencia? Debéis convertiros en niños para entrar en el Reino de los Cielos.

Os espero con amor.