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Ayudar a nuestros hermanos que sufren

06/10/2015

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Videncia - En el salón del GESJ de Jacaraípe, vi entrar a un Ser de mucha luz con una fuerte presencia. Llegó acompañado por muchos otros Seres. Ese hombre vestía una túnica dorada y blanca que le caía hasta los pies. Su piel era muy morena y llevaba un turbante dorado en la cabeza.

Se dirigió a una compañera del GESH, se arrodilló a sus pies y besó sus manos. Entre sus brazos colocó una rosa blanca, un velo blanco y un anillo con piedras rojas. La miró y la llamó "afecto de mi corazón".

En su mente pude percibir una vida suya con ella, en la que estaban casados. Él era un rey Persa, y ella una joven muy bella. No obstante, al mirarlos, percibí crueldad en sus semblantes. El pueblo les rendía pleitesía, pero también les temía. La obediencia se debía al miedo, pues sabían que en Palacio se practicaban profundos trabajos y estudios de magia negra.

Después, vi un ejército diezmando ese reino.

Salve el Sol de Oriente!

Salve la Cruz de Occidente!

Aquí estamos en el nombre de Sananda, que nos permite trabajar en Su nombre, ayudando a nuestros hermanos que sufren, porque les hicimos sufrir con nuestras manos.

Su nombre para mí es otro. Realizamos un amplio trabajo de ayuda con aquellos que están saliendo de su tierra y entrando en Occidente.

Son varias las civilizaciones que se están uniendo y yendo a buscar su ajuste de cuentas. Nuestra función, nuestra obligación moral, nuestro compromiso espiritual, es encaminar a ese pueblo para que pueda cumplir su karma de dolor y sufrimiento en la tierra que buscaron para su regeneración; están yendo a buscar a aquellos que les expulsaron, buscando justicia.

Nuestra función es ayudar para que esa justicia no se haga con sangre, en nombre del orgullo, del dinero; sino que se haga en nombre del amor, buscando a aquellos que están en condiciones de encontrar el perdón, mirar al otro como hermano.

Todos aquellos que se compadecen con el sufrimiento y se conmueven con las imágenes mostradas al mundo, si en su corazón cala el dolor y albergan compasión por aquel pueblo, es porque ahí está un amor suyo, uno de aquellos con quienes en el pasado tuvieron momentos de discordia.

Sé que físicamente son muy pocos los que pueden estar presentes, pero espiritualmente les buscan y procuran ayudar. Para eso estamos aquí, para extender la invitación a esta Casa del Maestro al que una vez servimos. Venimos a buscar a Sus discípulos para aminorar el dolor de aquel pueblo.

No son inocentes pero merecen nuestra compasión y nuestro amor, y principalmente, nuestra comprensión.

Este pueblo, en el pasado, formaba parte de los ejércitos caldeos, babilonios, asirios, persas, que invadieron aldeas, diezmaron familias, mancharon la tierra de sangre y hoy huyen de esa misma tierra que tomaron por la fuerza del poder, del odio y de un temor mayor.

Entonces, cada uno está buscando al enemigo del pasado, yendo a su encuentro, para que ese momento finalice un ciclo reencarnatorio de varios reencuentros, posibilitando que su historia de dolor, odio y sufrimiento se cierre en esa última oportunidad ofrecida por el Supremo, ofrecida por el Maestro Sananda y por los Maestros de Oriente, que les ofrecen la a última oportunidad de redención en esa tierra donde buscaron el poder y la gloria sobre el sufrimiento ajeno.

Venimos por la Luz del Maestro y ofrecemos nuestra mano para que nos acompañéis, aquellos que tengan en su corazón el amor y la compasión por nuestro pueblo que sufre. Porque un día también hicisteis sufrir.

Que la Luz del Sol poniente esté entre nosotros!

Radjad

Un hermano de Oriente

GESH - 05/09/2015 - Vigilia Jacaraipe - Serra, ES - Brasil




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