Hermanos, cuando comprendí la tarea que me esperaba y al llevarla a cabo, yo también me enfrenté con muchas dificultades: incomprensión, rebeldía y desatinos de corazones amargados e infelices, desprovistos de la presencia bienhechora del Adorado Maestro.
Ahora verifico, en este momento en el que camináis por la jornada encarnatoria dando cumplimiento a los Designios Superiores, que también vosotros os enfrentáis a las mismas dificultades de otrora. Conmovido por la difícil tarea que os fue concedida, hermanado por los sentimientos que me trae la memoria, vengo hasta vosotros para ayudaros en lo posible.
Agradezco los pensamientos que se elevan en nuestra dirección, y reconozco el resultado del trabajo realizado, infinitamente menor de lo que fuera propuesto por la Espiritualidad Superior pero que, durante el tránsito por la Tierra, nuestros parcos conocimientos de la vida espiritual, y nuestras grandes dificultades y limitaciones, fue lo que pudimos ofrecer.
Incluso ante todos los obstáculos, os afirmo que vale la pena enfrentarse al Mundo en Nombre de Jesús, pus a Su lado tenemos fuerzas suficientes para soportar el descrédito a quienes no creen, las críticas mordaces, las calumnias y las vibraciones de envidia. Celos y despecho dirigen hacia nosotros, y hasta hoy, en muchas ocasiones nos afectan, pues un gran número de seres humanos que caminan sobre la Tierra aún no ha aprendido la importancia del Consolador.
Grupos que dicen ser Espiritualistas, que se denominan a sí mismos Evangélicos, emiten injurias y pensamientos de persecución que atentan contra los Trabajadores de la Luz. A todos ellos el Maestro Jesús también los ampara, asiste y protege, renovando sus fuerzas, el coraje y la fe, pues se intensifican los enfrentamientos en estos tiempos. Dominados por "fuerzas negativas", las "verdades ilusorias" que defienden con uñas y dientes, olvidándose practicar las más sencillas enseñanzas de amor al prójimo. Nos ven como enemigos, cuando somos apenas hermanos.
Me uno a vosotros en vuestro sentimiento de tristeza al reconocer que la gran mayoría está vendada a la luz que se presenta ante ellos, por medio de mensajes esclarecedores, que alimentan el espíritu de la fe y el coraje.
Escriben sus destinos, al escoger la incomprensión.
Que ninguno de esos dardos venenosos alcance vuestros espíritus tenaces, pues por encima de todo está cumplir la voluntad del Creador, la cual no debemos detener.
Se convierten en ínfimas las calumnias e infamias ante la consciencia tranquila por haber cumplido la tarea que el Señor nos confió.
Que el amor guíe vuestros pasos. Que los combates y enfrentamientos sean apenas aquellos determinados por lo Alto; y que para los otros hermanos, ignorantes y atrasados, partan de vosotros apenas sentimientos de compasión y votos de felicidad futura, en un despertar feliz y radiante.
Margarida - Conmovidas, nosotras agradecemos humildemente tu presencia, querido Hermano. Sabes la admiración, el respeto y el cariño que nutrimos por tu persona, por tus libros tan claros, esclarecedores y reveladores que únicamente no entiende, no interpreta quien no quiere comprender. Sin embargo, esta humanidad los desprecia y no busca estudiarlos, al contrario, los difama. Y es como dices, Hermano, nosotros sentimos compasión y misericordia por todos ellos, pues ahora podrían aprovechar esta oportunidad, y sin embargo, todavía van a tener que sufrir mucho. Su caminata va a ser más larga y difícil que la nuestra.
Que Jesús te bendiga y te cubra de glorias aquí o en cualquier otro planeta en el que reencarnes, pues mereces esa felicidad que debe ser eterna.
No tenemos palabras bonitas que dirigirte, pero Hermano, sondeando nuestro corazón verás cuánto te amamos y cómo somos deudoras de las obras, del esfuerzo empleado para codificar revelaciones y conocimientos en un magnífico trabajo para toda la humanidad. Hoy, delante de nuestro pequeño trabajo, puedo evaluar perfectamente, la energía puesta, el esfuerzo, la dedicación y el amor, para dar al mundo una Guía de Salvación, apenas superada por las enseñanzas de Jesús, Maestro Incomparable de Todos los Maestros, de todos los tiempos.
Allan Kardec - hermana, dame tu mano amiga, para que sepas con este gesto, que en los momentos de mayor dificultad, trabajaremos con vosotras en favor de esta humanidad, sin importar lo que digan los hermanos ignorantes y atrasados. Jesús sigue con nosotros bendiciendo nuestro trabajo.
Que la paz del Señor de los Mundos envuelva nuestros corazones.
Somos muchos dando cumplimiento a la voluntad del Padre. Somos hermanos y como tales seguiremos hasta el final.
Allan Kardec
GESH - 24/05/2008 - Sierra do Caparaó - MG - Brasil
Nota: Mensaje extraído de la Divulgación 50.