Alabado seáis,

hermano y amigo,

vuestra presencia entre nosotros,

es un refugio.

Refugio que acoge nuestra alma,

en virtud de lo que nos rodea y la sede,

refugio de paz y de luz,

sois todo para nosotros, ¡oh Jesús!

Perdona a tus hermanos,

los errores y desvaríos,

somos seres en desviaciones,

en la noche de la ignorancia.

Como la luz que parpadea,

en nuestro principio del despertar,

llenarse el ser de esperanza,

Para aprender con vosotros a amar.

Vengo a estar con vosotros hermanos,

tristes, fríos y desvalidos,

renovar en nosotros las fuerzas,

en aciertos y errores cometidos.

Y ante la confusión,

el miedo, la soledad,

de las espinas puntiagudas,

aceptar las lágrimas vertidas,

de vuestros hermanos arrepentidos.

Tanto tiempo perdido,

tiempo que no vuelve más,

ayuda amigo Jesús,

un comienzo nuevo,

para no errar jamás.