Cuando todavía en la tierra, reconocí la nobleza del alma de Jesús, pero, sin aquilatar la grandeza espiritual.
Sufrí mucho con el corazón dolorido de madre al recibirlo en los brazos el Hijo asesinado.
Hoy Lo seguimos, es mi único vivir.
Que las madres de la Tierra amen a sus hijos, conduciéndolos al Altar de la Luz, fortaleciéndolos en cuanto todavía son tiernos de espíritu moldeables por sus manos, transformando los corazones que tienden para la oscuridad, solidificando allí las Leyes Morales de aquel que murió por todos.
De este modo, Madres de mi corazón, no se sentirá la amargura de las madres que se sienten los cuerpos rígidos de los niños en sus brazos.
Amaos incondicionalmente. Corrección es amor.
Transformar la oscuridad en luz, los espinos en flores.
Jesús bendice a todos.
María
Madre de Jesús
GESH - 17/05/2003 - Vitoria, ES - Brasil
Nota: Mensaje retirado de la Divulgación 33.