¡Hermanos, salve la Luz!
¡Salve la presencia divina del Maestro Jesús en este recinto!
Las marcas que corroen las sociedades de los "últimos tiempos" en todos los planetas atrasados son las que dejan las cicatrices más profundas en la mente de los que ya despertaran a las realidades espirituales. Sin embargo, eso no sirve de argumento para que el nuevo sembrador se abstenga de su responsabilidad delante de los acontecimientos que vienen ocurriendo en el mundo, idéntico que su contribución hubiera sido en vidas anteriores.
La caída de una humanidad, en períodos críticos de transición planetaria, siempre viene acompañada por grandes avances tecnológicos, ya sea en las áreas de la medicina, farmacéutica, de información, de energía, de transporte y en diversos otros sectores donde, erróneamente, los intereses materiales se superponer a los valores espirituales. Más eso no es un evento nuevo. Se ve, cada vez con más frecuencia, la decadencia moral de la humanidad, que es capaz de vivir tranquilamente con aberraciones sociales, que ganan cada vez más destacamento en los periódicos, siendo, a cada instante, atropelladas por otras de mayor impacto.
Con eso, las tramas sutilmente orquestadas y puestas en práctica por los seres vigilantes de la oscuridad van, de manera sutil, anestesiando a las multitudes, accionando como opio para una masa que exalta la belleza física y humilla lo simple; que adula a los ricos y expertos y desprecia el hombre honesto y al ciudadano de bien.
Y así se va formado por elección, la población de un planeta de futuros excluidos, o más bien, de exiliados, en donde todos los que desprecian a su prójimo necesitarán de mucho auxilio para seguir adelante en su desenvolvimiento. Donde el político corrupto será el futuro necesitado de las bondades ajenas, los abortistas tendrán dificultades para reencarnar y después formarán las nuevas parejas e implorarán a los hijos que esperarán ansiosos por el deseo no atendido y los que hoy practican crímenes sexuales serán los futuros deformados y dolientes de los órganos reproductores.
Y así, durante muchos milenios, serán vistos e implorarán paz, piedad y justicia para sus causas, sin percibirse de los casos en que viven tiene la misma intensidad de dolor que dieron al prójimo. Que los espinos que cosechan son resultado de siembras pretéritas.
Muchos que hoy nos oyen encontrarán que lo que venimos aquí diciendo es una forma de tortura, de amenaza o de atemorizar a los más sensibles.
¡No, hermanos! Lo que decimos a vosotros es por misericordia de Dios, que nos permite alertaros, en cuanto encarnados, que a vosotros son ofertadas todas las oportunidades para tener un nuevo futuro y que ellas están en vuestras manos. No duden que vuestro destino siempre estuvo y siempre estará en vuestras manos.
Por lo tanto, sed cada vez más mansos con el prójimo y más severos con vosotros cuando fuereis a juzgar cualquier acción.
Que la luz esté entre vosotros.
Arquímedes.
GESH - 06/10/2016 - Vitoria, ES - Brasil