¡Orad y vigilad!
¡Sed mansos y pacíficos!
¡Perdonad a vuestros enemigos, en cuanto ellos caminan a vuestro lado!
Hermanos, cuántas gotas de sabiduría son paulatinamente derramadas sobre los hombres, para que se prevengan de las investidas de las fuerzas maléficas, pues ellos todavía luchan para eliminar deudas adquiridas en varias vidas de caídas y tribulaciones.
Sois, todos vosotros, seres todavía muy deudores de la Ley Divina. Pero también es correcto decir que un Padre de todo amor y bondad no lanzaría a sus hijos, aunque réprobos, para caminar eternamente por estancias inhóspitas por las noches sin fin.
A medida que el tiempo avanza, aumentar los casos en los que los cobradores de deudas pasadas llegan a vuestras puertas - exigiendo reparaciones a costa de vuestra paz interior. Eso ocurre porque el planeta se encuentra en el umbral de una Nueva Era y también por la oportunidad que esta encarnación clave ofrece a las criaturas endeudadas, de reparar sus deudas antes que el ocaso llegue a vuestras vidas.
Por no aplicar las virtudes sublimes de sus vidas, tales como el amor, perdón, paciencia, tolerancia, misericordia, dulzura y resignación, vemos muchos casos dolorosos de seres en total aniquilamiento de sus voluntades. Y todas esas virtudes, vosotros las poseéis impregnadas en la contextura de la centella creada por el Padre. En cada nueva encarnación, es dada la oportunidad para que una aflore y se establezca, viniendo como remedio para cicatrizar una herida abierta. Sin embargo, si todavía no las practicáis, en toda su plenitud, para los Grandes Seres es comprensible, pues siglos o milenios esclavizados en el odio y amargura ocultar el brillo del alma. Sin embargo, el esfuerzo por superar la animalidad es incentivado por un gran contingente de amigos de la Luz, que guían la humanidad para que el fulgor de la centella surja a través de la llama.
Muchas manos os socorren, presurosas en vuestra recepción, cuidando del pequeño hermano todavía débil que necesita del cariño y amor, como una frágil flor que lucha en terreno seco para mantenerse viva.
Por tanto, si la investida de las Tinieblas viene para subyugar a vuestro espíritu, mostrar a los hermanos de la ignorancia que, en relación con el amor y el perdón, sois fuertes. Y que, si insisten en permanecer a vuestro lado, mostrar, por medio de actitudes, vuestro esfuerzo en transformar Tinieblas en Luz, odio en amor, venganza en perdón. Esa es la única condición para estar lado a lado, porque esas acciones curan corazones que sufren en la angustia del olvido, por ansiar en estar en la presencia de aquellos que un día amarán, en la esperanza que eso les traiga la tan soñada paz.
Luz en vuestros corazones.
Ismael.
Instructor de la Ciudad Espiritual Siervos de Jesús.
GESJ - 24/05/2016 - Reunión Pública - Vitoria, ES - Brasil