¡Hijos Míos, hermanos amados!

Yo traigo la Luz al Mundo para iluminar los caminos de aquellos que se arrastran en la oscuridad.

Aquellos, cuyas almas deformadas perdieron la esperanza de verse a sí mismos nuevamente en el camino abandonado.

No tengáis miedo de esparcir Mi luz, encendiendo la Llama de la Esperanza donde solamente el horror y la devastación son conocidos.

Enfrentáis el Mundo descreído con la fe que desenvolvisteis, pues sois los sembradores de Mis Palabras.

Cree en Mí para que podáis iluminar los corazones endurecidos en el mal, siendo de conformidad con las Lecciones que os dejé, pues será como el ejemplo, que tenéis la fuerza necesaria para tocar los corazones que ya no tienen esperanza.

Ir, hermanas, guerreras sin miedo, acordaros de los que duermen, porque el tiempo ya no es tan largo y el planeta avanza acelerado y las centellas tienen que despertar para un nuevo impulso de progreso que el Padre oferta a todos.

En mi nombre, seguid, extendiendo al mundo las semillas de la esperanza.

Yo os bendigo en el Nombre de Dios nuestro Padre, y que humildemente servimos.