He aquí, Estoy y Soy Fuerza Viva a derramarse en vosotros.
Erigisteis, a vuestro alrededor, murallas, espinos, fosos y enormes obstáculos, todos por miedo de la luz. Miedo a entregarse y dejarse bañar en Mi Luz.
Déjame ser el bálsamo y cuidarles las llagas abiertas del alma.
Atender al llamamiento secreto de vuestros corazones que me buscan en medio de las tinieblas y el dolor.
No más resistáis el amparo amoroso de Mi mano eternamente extendida a vosotros, mis queridos. Sois vosotros, cual criaturas que ya fuisteis un día y, de brazos abiertos, lanzaos al abrazo seguro y amoroso del Padre. Vuestro es el poder de elección. Vuestra es la oportunidad ahora.
En ese momento, olvidar vuestro pasado de barro y entregaros a la renovación sincera en el trabajo y en la práctica del bien.
Es la hora en que todas las deudas serán abandonadas por la Misericordia Mayor, pues aquellos corazones endurecidos no más encontrarán espacio para hacer bramar sus aullidos de venganza salvaje. Serán lanzados donde habrá dolor y crujir de dientes. Pero no es eso lo que desea la Bondad Divina.
Quisiera poder a todos despertar del sonido embrutecido de la materia. Quisiera que todos pudiesen hacer despertar la consciencia adormecida. Pero nada puedo, pues elegisteis un abismo en torno de vosotros que apenas a vosotros compete vencer. Hacerlo por amor a Mí.
Romper vuestras fronteras y ampliar los horizontes donde residen vuestras almas para que renazca la esperanza y no se pierda la fe delante del dolor y del sufrimiento - limpieza necesaria de los tiempos actuales.
Tornaos, cuales criaturas, a romper las amarras que os prenden y lanzaos apresuradamente a los brazos acogedores del Padre.
Observar, que os envío uno de esos mensajes que denomináis como la Última Llamada.
Jesús Sananda
GESH - 18/09/2000 - Vitoria, ES - Brasil
Nota: Extraído del Mensaje Semanal 123.