¡Hermanos, salve la Paz del Maestro que nos acompaña!
La humanidad terrena pasa por el período de las elecciones más significativas de su existencia, que determinan si serán derechistas o izquierdistas de Cristo, si servirán a Dios o a Mamón. Son opciones que no tendría sentido en vidas anteriores, en un pasado muy remoto, porque para espíritus embrutecidos que fuisteis, vuestra supervivencia en la materia y en vuestra prole eran lo que había de más importante para vosotros.
Pasado ese estado primitivo, entrasteis, poco a poco, en la etapa de los descubrimientos del intelecto y, de nuevo, muchos siglos fueron necesarios para que alineaseis en vuestras mentes un pensamiento lineal y coherente. De ahí surgieron las conquistas materiales y fuiste construyendo la sociedad con sus grados de status e influencia y, una vez más, despotismos, guerras, barbarie y, por períodos, descubrimientos científicos extraordinarios impulsaron la vida del hombre que antes se vestía de piel y un tacape -maza- como arma.
Sin embargo, al vivir los estertores de una nueva era, el hombre "civilizado" todavía tiene, ante sí, dilemas que ya no debería tener, como amor, caridad, honestidad, perdón y moral, pues que las normas del bien proceder ya deberían estar incluidas después de que tantos pensadores y filósofos ya hayan pasado y convivido entre vosotros. Son conceptos que no suscitan dudas en un ser evolucionado moral e intelectualmente, pues son naturales en pueblos civilizados.
Pero, vemos que el hombre de las cavernas gana cada vez más cuerpo en el ser social, que se jacta de haber conquistado el espacio sideral, mientras que los niños todavía mueren de hambre en su planeta.
Todo lo que vivís en sociedad es el perfeccionamiento de lo que fuisteis en eras pasadas. Si hoy todavía dirimís por querellas de poca importancia o si apoyáis la eliminación de vidas es porque la civilidad aún no ha llegado al hombre del siglo XXI.
Entendéis, hermanos, que aún no podéis andar por cuenta propia, pues, como niños que sois, precisáis guías para orientar vuestros pasos. De este modo, lo mejor es equilibraros con lo mucho que ya os fue pasado por los Mensajeros, y buscáis ser la chispa a esparcir Luz en el medio en que vivís.
No queráis correr antes de aprender a andar, y no queráis ser dueños de la verdad, pues la verdad está en las enseñanzas de Cristo, que aún no practicáis.
Que la Luz habite entre vosotros.
Emmanuel
GESH - 05/05/2017 - Vitória, ES - Brasil