¡Hermanos amados! He aquí que vengo a reclutar al Ejército que deberá confrontar a las Fuerzas de las Tinieblas que intentan contra la humanidad.
El tiempo de las experiencias liberadoras llega a su fin, trayendo como última oportunidad el renacer de las conciencias hacia otro mundo, hacia una nueva realidad.
Bien sabéis que el dolor y el sufrimiento serán los precursores de las transformaciones necesarias a ser operadas en la condición humana.
No es nuestra, la elección de vuestro sufrimiento, sino que es vuestra cosecha de la gran siembra que habéis realizado contra las Leyes de Dios.
Actuando firmes y determinados, los Trabajadores del Bien, Sembradores de la Luz, envuelven a todos los habitantes de este planeta, inspirándoles e intuyéndoles las acciones acertadas para esa hora.
Indistintamente, todos los hijos de Dios reciben de Él un presente de Luz capaz de guiarlos fuera de la niebla densa que se abate sobre la humanidad terrena.
Una vez más -y en definitiva- seréis probados, y el llamamiento que os hacemos es para que en vuestros corazones conserven el amor que a todo vence, siendo el arma perfecta para ser utilizada ante las fieras hediondas que avanzan sobre vosotros.
Perdonando aquellos que os han herido, encontrarás la inmunidad contra las heridas del presente.
No os dejéis sacudir por las estruendosas modificaciones que la corteza terrestre pasará; son "fuerzas de la naturaleza" reaccionando a las enormes cargas de energías deletéreas acumuladas y deflagradas por vosotros contra la estabilidad de su composición psicofísica.
No es mayor que el Amor de Dios, la fuerza de la naturaleza que Él creó; y junto a vosotros, ese amor preservará los puros de corazón, los mansos y los dedicados al bien.
Que la paz, este estado inenarrable de angelitud, pueda habitar vuestra intimidad humana, invitándolos al salto evolutivo hacia la condición angélica que vuestros espíritus anhelan, según determina la ley Mayor.
Y cuando el recrudecimiento de los dolores despierte en vosotros el desánimo, la aflicción y la desesperación, recuerden de aguantar vuestra cruz como Yo soporté el peso del madero infame, sin suponer haber sido abandonado por el Padre.
Aunque los hombres brinda la revuelta de sus corazones contra el Creador, que no se turben vuestras almas y testimonien la presencia excelsa de Aquel que os guía con amor infinito, dejando sobre la Tierra el registro de que Nuestro pasaje entre los seres humanos representó la Fuerza del Amor de Dios transformando sus vidas.
Y, al final del período destinado a la limpieza y el saneamiento del Planeta Escuela, estaremos reunidos nuevamente, para confraternizarnos por la victoria alcanzada.
Que la paz sea con nosotros.
Maestro Jesús Sananda
GESH - 17/05/2014 - Vitória, ES - Brasil
Nota: Mensaje extraído de la Divulgación 73