Videncia: Vi a María de Nazareth como una imagen de la iglesia católica, pero después la vi como una suave imagen esfumosa y, por fin, más nítidamente.
Ella decía cosas agradables y cariñosas que mucho me emocionaron. Me tomó de la mano y comenzamos a andar. Después ella me soltó y siguió al frente; quedé con duda si debía acompañarla o no. Me miró, continuó, y no decía nada. No tuve más dudas, la acompañé. Llegamos a la India. Las personas sufrían desesperadas, debido a las consecuencias del terremoto que azotó aquel país.
Todo era aflicción, sufrimiento y dolor.
María ayudaba a los niños cariñosamente calmándolos. Confortaba madres, jóvenes y viejos. Después empezó a hablar para nuestro grupo:
Palabras de María
Hijas mías, que la Paz Jesús inunde vuestros corazones.
Cuando esta humanidad se rehusó a seguir los dulces pasos del Gran Maestro que los invitaba a los cambios, renuncias y perdón; cuando esta humanidad escogió otros caminos que no son los de Su Evangelio del Amor, trazó para sí un futuro lleno de espinas.
Hoy, cuando las miserias, dolores y sufrimientos inenarrables les golpean a la puerta, encuentran el desvío, un espacio vacío reservado para la Luz que debería tener aprehendido y fortificado los corazones.
No hay sufrimientos ni tinieblas eternas.
¡Desviar de vosotros caminos de dolor sería negar la Ley!
Los fundamentos del amor en este Planeta aguantarán y darán soporte a todos en los cataclismos y cambios dolorosos que todavía vendrán.
Hijas mías, trabajamos todos nosotros para la limpieza de este Orbe en todos los niveles, y aquellos que no trabajan directamente, más sufren, estando también a contribuir para el avance del Planeta.
El dolor purifica y eleva el espíritu.
Los trabajos son arduos pues el tiempo urge, y en la misma proporción e intensidad, habrá sufrimientos y dolores para vuestra humanidad.
Hijas queridas de Mi corazón, acreditar siempre en la Fuerza del Amor, pues él les conducirá a los cielos.
María, 03/02/01, Vigilia.
Pregunté sobre las batallas en el Astral:
María- Esas batallas son constantes, pues siempre se lucharán. Hace millares de años venís en luchas. Estos seres que ahora combatís, un día formarán parte de vuestras vidas y no es por casualidad que hoy batalláis en campos diferentes, por causas opuestas.
Amaos unos a otros, como Jesús les enseñó y así tendréis el cielo.
Os digo, no habrá paz y felicidad en este orbe, solamente llanto y chillar de dientes hasta el amanecer de la nueva era de luces y bendiciones, donde los seres habitantes de este planeta vivirán en fraternidad y amistad, siguiendo conscientes las pisadas de Aquel que Presente se hará con mayor intensidad y belleza.
Paz y Amor.
María de Nazareth
GESH – 03/02/2001 – Vigília, ES
Nota: Mensaje extraído de la Divulgación 28