¡Salve Jesús! ¡Salve la Fuerza de la Luz!
Hermanos, reunidos en torno al Amor de Cristo, buscamos desde nuestro despertar, alertar a los hermanos de humanidad acerca del proceso evolutivo de las almas y de los mundos que, en ciclos de evolución, determinan el progreso de los seres vivos.
A lo largo de los milenios, los Seres ya evolucionados se sacrificaron, reencarnaron en la Tierra trayendo revelaciones importantes, orientando a la multitud en el culto a un Dios Único y Misericordioso que eleva las almas, más allá de las zonas de sufrimiento, cuando ellas practican Sus Lecciones de Justicia y Amor. Profetas y Misioneros trajeron al pueblo directrices y revelaciones que, una vez aceptadas, acatadas y practicadas, les reduciría los sufrimientos futuros.
El Maestro de Maestros, en el sacrificio supremo, trajo la Luz de Su Evangelio para dirigir a las almas al rebaño del Señor, guiando sus pasos lejos de las miserias humanas. Sin embargo, a pesar de Su bondad y amor incondicional para todos, fue sacrificado en el Gólgota, ratificando, entonces, la condición atrasada de la humanidad.
Los milenios pasaron y ocurrieron grandes acontecimientos catastróficos que generaron muertes colectivas y cambios en la geografía del planeta y los Emisarios de Dios no se desanimaron en su lucha y descendieron a la humanidad para su transformación a la Luz del Evangelio Redentor, para su ascensión espiritual.
Finaliza el ciclo planetario de oportunidades en la Tierra de Expiación y Pruebas, y los avisos y profecías fueron ignorados o simplemente desacreditados. Grandes hordas de espíritus, provenientes de las zonas inferiores recibirán la oportunidad de encarnar una vez más, para reducir la carga de agresividad de su alma; sin embargo, encontrarán, en el plano físico, las condiciones ideales para continuar prosiguiendo en sus acciones menos dignas y dar flujo libre a la instintividad animal. La psicoesfera densa, debido a los pensamientos y acciones descontroladas, los hace decaer aún más.
De las centenas de millones de almas que poblaron la Tierra desde los inicios del germen de la vida, un número significativo se ha renovado y ascendido espiritualmente; no obstante, la cantidad que permanece arraigada en las franjas de inferioridad es inmensa y el número de los elegidos para una nueva ascensión es muy reducido. El planeta entero sufre las sanciones del descontrol de la humanidad y el "juicio final" es una realidad aterradora para las criaturas.
Aquí vivimos y purificamos nuestras almas, en el crisol del sufrimiento. Muchas civilizaciones existieron en el planeta, que vuestra historia no cuenta, pues se apagaron en los milenios pasados; pero, esta actual humanidad se extinguirá para dar paso a una nueva civilización de seres renovados.
¡No más los seres ignorantes en los Abismo! La Nueva Tierra albergará a los hijos de la Luz, sintonizados con las Fuerzas del Bien. Aún no todavía lo angelical, es la primera transformación verdadera del alma, rumbo al progreso infinito.
Los dolores superlativos, que os alcanzará en la tierra y en los planos invisibles, será la última taza amarga que verteréis, antes de que seáis transportados para la Regeneración.
Esta humanidad moderna, materialista, orgullosa y cruel no se apagará como tantas otras, contadas por vuestra historia; quedará extinguida en todos los niveles y planos vibratorios y el planeta, modificado en su estructura psicofísica geológica, diferente y superior a la del planeta actual, recibirá las semillas sutilizadas de los hombres de Bien.
La "paja" quedará esparcida por el Universo, en las muchas moradas de la Casa del Padre.
En el trabajo redentor, en nombre de Jesús y en la práctica de Sus Lecciones, os convertiréis en elegidos, el "trigo" recogido en la última hora, las ovejas, los derechistas de Cristo, para habitar la Tierra Regenerada.
¡Salve la Luz! ¡Salve Jesús!
Reconocemos, en algunos de vosotros, trabajadores de esta Casa, a hermanos de jornada que, por impericia y falta de vigilancia espiritual se han mantenido alejados del camino de la Luz. A pesar de todo, ahora sin temor, con sus acciones transformadas en la Luz del Evangelio de Jesús, alcanzarán la redención.
Os saludo, en el nombre de Jesús, la Divina Luz que nos sostiene y nos guía.
¡Salve el Dios Sol!
Akenatón.
GESH – 06/11/2010
Nota: Mensaje extraído de la Divulgación 59