Hermanos,
Muchos fueron enviados a las arenas romanas y devorados por las fieras.
En su mayoría, las víctimas eran defensoras de los ideales sembrados por el Divino Jardinero.
Murieron en nombre de Cristo, no porque así lo desearan, sino porque nosotros, detractores de la voluntad soberana, los forzamos al martirio. Ahora, la oportunidad nos llega de voluntariamente a entregarnos al mismo y Perfecto Jardinero, sirviendo y ayudando en la concreción de Sus Ideales superiores.
¡Avante, servidores de última hora!
Se regocijan las esferas celestes con la disposición en el bien que germina fuerte en nuestros corazones.
Guardad la certeza de que, envueltos por las vibraciones sublimes del amor fraterno, irradiado por el Comando de la luz, saldremos ilesos y victoriosos.
¡El Amor Infinito nos guía! ¡Salve la Luz!
Pablo de Tarso
GESH - 15/09/2007 - Vitória, ES - Brasil
Nota: Mensaje extraído de la Divulgación 46