Hace unos días vengo pensando en la posibilidad de escribir algunas palabras para la presentación de nuestro libro (Nostradamus), pequeñito en número de hojas, pero grandioso en su contenido:
Me preocupaba tanto con el tema que me sorprendió tarareando una musiquita bien antigua, grabada por Carmen Miranda. Aquí está:
Anunciaron y garantizaron
Que el mundo se iba a acabar
Por causa de eso
Mi gente allá de casa
Comenzó a rezar...
Y hasta dijeron que el sol
Nacería antes de la madrugada
Por causa de eso en esa noche
En el cerro no se hizo percusión
Creí en esa conversación suave
Pensé que el Mundo se iba a acabar
Y fui tratando de divertirme
Y sin demora fui tratando
De aprovechar...
Me besé en la boca
De quien no debía
Me tomé en la mano
De quien no conocía
Dancé una samba
En traje de baño
Y el fin del Mundo
No se acabó...
¡Dios mío, qué horror! ...
Cité la música porque, en un reciente mensaje, uno de los instructores espirituales del GESJ hizo que me acordara de ella. Y él me preguntó: ¿por qué las personas insisten tanto en saber la fecha del terrible acontecimiento?
¿Por qué tanto interés y preocupación?
¿Dices, cuando preguntamos que es mera curiosidad?
Entonces, ¿por qué saber la fecha del día en que vamos a morir?
Todos los seres de la naturaleza, incluso el ser humano, al nacer, ya camina hacia la muerte.
Por casualidad, ¿los ansiosos van a cambiar el rumbo de los designios divinos?
¿Irán a hacer testamento de los bienes que poseen y no pueden llevar?
Pero, ¿dejar para quien, si todos forman parte de la misma situación?
¿Será que planean esconderse en alguna cueva, olvidándose que las mismas desaparecerán, siendo igualmente destruidas?
"No quedará piedra sobre piedra", palabras del Divino Maestro. Luego, si no pueden llevar, si no hay nadie para heredar, es claro que la mayoría los gozará sin frenos, sin responsabilidades, dando flujo a sus instintos bestiales. A partir de ahí, el caos se instalará.
Y eso, el Padre no quiere.
Nacimos con el destino de morir un día, tanto si vive solo, aislado, o colectivamente. Lo que importa, en cualquier circunstancia es que como habitante en el mundo físico, vivimos de acuerdo con las sublimes lecciones del Evangelio de Jesús.
Que se viva hoy como si fuera nuestro último día de vida en la faz de la Tierra: amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.
Saber día y hora del "gran viaje" no es nada agradable para nuestra humanidad.
Como guión cotidiano, lean con mucha atención la poesía "Presencia Divina", incluida en la presentación de esta humilde obra.
Mucha paz, amor y perdón.
Margarida Pinho Carpes
Presidente do GESJ (27/11/1923 – 15/11/2014)
GESJ – 2011
Nota: Mensaje retirado del Libro del GESJ: Nostradamus