¡Que el amado Maestro Jesús sea siempre un Faro para iluminar a aquellos que siguen Sus pasos!

Fue en la oscuridad, en la ceguera de la visión, que alcancé mi redención. Creí sin ver y, hasta hoy, pasaría mil veces por la misma oscuridad que significó para mí, en fin, ver al Maestro de la Luz.

Su Luz es irradiada para todos aquellos que buscan ver con los ojos del alma, porque, muchas veces, los ojos de la materia ciegan a los hombres para la importancia de su vida, impiden la visualización de la carretera que lleva a nuestro Maestro amado.

Volviendo a la luz, fui probado durante toda mi vida. Muchas veces fui instigado, humillado, preso y torturado, pero la convicción del camino que había escogido era tan fuerte, la fe que yo tenía en Aquel que me guiaba no me dejó en ningún momento, desacreditar que el Maestro estaba conmigo y que ésta era la elección correcta.

En el exilio, estuve en soledad y meditación durante mucho tiempo. En esos momentos, mientras estamos solos, si paramos para pensar y buscar la Luz, sentiremos Su Amor que no envuelve y fortalecer.

Con el "Final de los Tiempos", con las barbaries que ocurren por todos los rincones de este planeta, con las facilidades que el mundo presenta, muchos de aquellos que tenían la oportunidad de vencer a través de la

encarnación clave están desistiendo. Un consejo amigo que podemos ofrecer, en ese momento, es que no importan las dificultades que vivís, no importa las batallas que enfrentáis, porque la Luz que encontraréis al final de la caminata valdrá cualquier sacrificio y dificultades enfrentadas.

Fue durante las pruebas más duras que sentí la presencia del Maestro Amigo a mi lado, porque mientras estaba en el fausto, orgulloso de mi posición de hombre de la ley, mi mente era estéril, mi corazón estaba cerrado a Su Presencia. Precisé estar de rodillas para reconocer que alguien más fuerte me invitaba a cambiar el rumbo de mi vida.

Que no preciséis, hermanos, pasar por la ceguera de la materia para ver la Luz, porque Él la irradia para toda la humanidad, basta desvestiros de la armadura impuesta por la sociedad, el orgullo y la vanidad. Todo eso quedará en la materia después de cerrar los ojos de la carne, puesto que el espíritu, cuando desvinculado de la materia, desea solamente paz, armonía y amor y esto sólo se conquista cuando nos despojamos de lo superfluo de la vida.

Que la Luz del Maestro esté entre nosotros, librándonos de la oscuridad, porque sólo después de que vislumbramos la Luz es que vemos cuánto aún tenemos que caminar hasta alcanzarla.

Aún hoy, aun conviviendo con seres iluminados, busco todos los días la Presencia del Maestro y mi alma no descansa cuando no está en Su presencia. Todos aquellos que acompañan a ese Grupo (GESJ), Instructores y Seres Iluminados, tampoco descansan en su caminata en busca de la Luz.

El pasado todavía nos atormenta y no descansaremos mientras todos los que perjudicamos no encuentren la Luz del Maestro Jesús. Yo, por mi parte, busco a aquellos que mandé lapidar, los que condené a muerte y los que, aún hoy, están en los abismos, pues me pesa el corazón esas faltas cometidas. Y vosotros, hermanos, que todavía estáis en la materia, si tienes oportunidad de ayudar a aquellos que perjudicasteis, haced esto cuanto antes. No esperéis por el dolor que llevan los hombros, cuando os arrepentiréis de las oportunidades desperdiciadas.

¡Que la Luz esté entre nosotros!

Pablo de Tarso

GESH - 04/08/2018 - Vitória, ES – Brasil