Es llegado el tiempo en que los errores del pasado necesitan ser corregidos. Para algunos, es tiempo de dolor y sufrimiento y, bajo ese aspecto, se inclinan, lacrimosos, muchos transeúntes terrestres.
Para otros, el tiempo es de sacrificios en favor de la reconciliación, otra forma de enfrentar los mismos padecimientos que alcanzan a todos.
Depende de cada ser, impregnar su mirada de los sentimientos de desesperación o esperanza, conforme a la disposición de los sentimientos que existen en sus corazones.
Podemos afirmar que los dolores de hoy provienen de los equívocos del pasado y deben ser encarados como remedio amargo, que cura la enfermedad del alma.
En caso de ese rescate familiar, hay una convergencia de factores que predisponen una afluencia intensa de energías deletéreas, atacando a todos los involucrados.
Mucha paciencia, resignación y coraje.
Defender el mal con el bien. Cuanto más el látigo de la adversidad azote las fragilidades de la vida humana, más esos espíritus deben postrarse ante el Padre, suplicando perdón y ofreciendo, de sí, tiempo y trabajo, en favor de los menos afortunados.
De corazón, donar amor sincero al prójimo, aliviando los dolores de los que circulan por el mundo, abandonados.
Fe y resignación. Coraje y renovación de los pensamientos.
La felicidad no es de este mundo, pues la siembra es libre, pero la cosecha obligatoria.
Dr. Cruz
Médico Jefe del Equipo Médico Espiritual del GESJ
GESJ – 14/08/2007 – Vitória, ES – Brasil
Nota: Mensaje extraído de la Divulgación 45