¿Cómo combatir el suicidio?
Las almas atormentadas, sumidas en el cuerpo físico, que viven la superficialidad de las religiones, en los cultos estériles e inofensivos, no encuentran resistencia para expandir el pensamiento en los desvíos de la tristeza, en la inconformidad, en el arrepentimiento enfermo y en la culpa nociva.
Atraídos por la fuerza de los pensamientos y emociones desterrados de la vida, espíritus desequilibrados que se encuentran en las mismas franjas de dolor y de sufrimiento moral, acaban arrastrando la criatura encarnada a la liberación ilusoria a través del suicidio. Porque es ilusión de aquel que retira la vida, creer que después del desencarne se encontrará libre de los dolores, de los sufrimientos, de las angustias y de la locura.
¡El suicidio es la puerta para un abismo profundo, oscuro, lamentable! Los sufrimientos inenarrables, hermanos, es lo que encontraréis, cuando, turbada la visión espiritual, se sumergen en el suicidio.
Cuando la criatura toma un cuerpo físico, el alma consiente en peregrinar, por cierto período, en aquella encarnación, con programación minuciosamente preestablecida y de común acuerdo con sus Hermanos Mayores, Guías Protectores o Ángeles de la Guardia, que se comprometen a sostener el encarnado en las pruebas programadas para aquella existencia.
Si sumergirse en el cuerpo físico proporciona el olvido del pasado, permite al espíritu culpable resarcir deudas al prójimo, al planeta y a sí mismo, a la luz de la comprensión y del amor en las luchas terrenas.
Para iluminar el alma, la criatura debe recorrer su vía crucis en la Tierra.
La retiradaa cobarde de las luchas terrenas por el abandono voluntario del cuerpo físico añade un grandioso débito con las Leyes de la Vida que rigen los planetas y las humanidades. Leyes Divinas, Universales, Inmutables.
Si las dificultades y luchas terrenas hieren vuestros corazones sensibles, no os rebeléis, pues no hay injusticia de las Leyes Creadoras de la Vida. Buscad en el Evangelio del Cristo el sostenimiento, la fuerza y el coraje para el enfrentamiento de las pruebas. Y la oración, mis hermanos, es el vehículo que os conduce a los Planos Divinos, donde podéis disfrutar de las energías superiores de amor y de paz, que os sustentará en todas las pruebas que tenéis que enfrentar en el crisol libertador, en las reencarnaciones de expiaciones y pruebas en el hermoso planeta Tierra.
¡Huir por las puertas del suicidio es la negación del amor de Dios por vosotros! Es aumentar la cuota de sufrimientos futuros, de dificultades en la renovación y liberación del alma.
¡Amor! ¡Amar, simplemente! Perdonad a sí mismo y al prójimo.
¡Tened fe y confianza en los designios de Dios!
Sumergiros en Su Amor, tened confianza de Su Presencia, en cada átomo del cuerpo.
Activar el pensamiento en la alegría de la oportunidad de vivir en la materia para liberar el espíritu.
¡El sufrimiento es transitorio, hermanos!
Bendecir el dolor, pues ello representa la iluminación del espíritu.
Jesús es nuestro Pastor y nada nos faltará.
¡Salve, Jesús!
Amália, vuestra hermana.
¡Salve, Jesús!
Amália Rodríguez
GESH - 08/03/2019 - Vitória, ES – Brasil