En principio, el hombre era solamente instinto.

Su espíritu, aún rudo e ignorante, era electivo para un mundo más primitivo, el cual tendría que recorrer para adentrar las fases necesarias para su depuración espiritual. En esa etapa, la criatura adquiere resistencia para los dolores y coraje para no desmoronarse ante los obstáculos que encontrará en la larga caminata que se descortina a su frente. 

Cumplida la primera fase, con la mente más aguda, se inicia una de las más largas etapas: la de desenvolvimiento del intelecto para la construcción del conocimiento, de la unidad familiar, de la sociedad, cuando aprenderá las nociones de convivencia y edificará los conceptos de moral de fraternidad y de respeto. En esa etapa, hay también un brujuleo de amor universal, de renuncia y de solidaridad. Sin embargo, es en esta fase que también brotan el deseo de posesión, la prepotencia, la importancia desmedida de sí en relación a las creaciones divinas. Se vive intensamente las sensaciones instintivas, el apego a los bienes terrenos, la ambición y el poder. 

Y así camina el hombre. 

Entre las y las venidas, caídas y ascensiones, se va deshaciendo de la capa grosera que envuelve la chispa, que fue creada pura y luminosa para el progreso. El amor pasa a ser el tema más presente entre los seres en evolución.

El amor es un sentimiento resistente. 

En la creación, él comienza en puro instinto, siendo, en el transcurso del tiempo, depreciado, ultrajado y deseado. Pero el tiempo también va transformando ese noble sentimiento, lapidando en el hombre lo que éste ya posee latente y, en medio de la oscuridad, un punto luminoso empieza a romper su rudeza. Y, en el ambiente en que vive, el amor vuelve a ser luminoso y puro, como al principio. 

Pero en la Tierra, en la actual época apocalíptica en que vivís, el amor aún no es entendido y expresado como la noción exacta de amor sublime. Todavía lo confunden con lujuria, posesión y dominio, envolviéndolo en el manto del egoísmo, de la vanidad y del orgullo, momento en que la animalidad todavía actúa fuertemente. 

Se olvida, la humanidad, que el amor fue ejemplificado al máximo, para el aprendizaje terreno, cuando el Ángel Jesús aquí estuvo, amando y perdonando, dejándoos la enseñanza del amor universal. Aun así, conviviendo con la grandeza del alma de ese Ser Iluminado, los hombres no lograron expandir ese sentimiento noble y puro, porque, tanto en el presente como en el pasado, ellos todavía no entendieron cómo amar al prójimo. 

Infelizmente, se llega a un final de ciclo y vemos que la mayoría no alcanzará lo que nosotros, Hermanos de las Estrellas, estamos aquí a ofrecer. Pero creemos que aquellos que se esfuercen por desenvolver las buenas virtudes alcanzarán un nivel satisfactorio que los colocará en una situación favorable para iniciar una vida con una elevada conciencia evolutiva. Porque no basta entender las lecciones que pasamos; es necesario vivirlas diariamente, sentirlas en su interior, externándolas al prójimo. 

Para finalizar, decimos: no desanimes ante el caos que se descortina a vuestra frente. Buscad sentir, por la oración meditativa, la centella que pulsa silenciosa en vosotros, que espera solamente el impulso de vuestra voluntad en renovarse.

Podemos afirmar, hermanos, que la evolución está a vuestro alcance. Porque aquí estamos nosotros, que, a mucho, suplantamos las barreras que hoy son presentadas a vosotros en el camino. Después de tantas vidas expiatorias, vencemos la ignorancia y ahora extendemos las manos en socorro. 

¡Es posible, a todos, vencer!

¡Paz y amor!

Zinon

Extraterrestre

GESJ – 06/11/2018 – Reunión Pública – Vitória, ES – Brasil