En la búsqueda de la perfección del ser espiritual, la criatura no puede olvidarse de sus imperfecciones.
El conocimiento, puro y simplemente, no eleva a la criatura a la condición de ser angelical.
Es en el perfeccionamiento de las virtudes, en el vaciamiento de la conciencia culpable y en el perdón a las ofensas que, automáticamente, el espíritu adquiere el brillo y la levedad, ideales para la ascensión plena.
Jesús Ángel, volvió hombre a la Tierra para después, ascender como Arcángel.
Las criaturas imperfectas deben convertirse en HOMBRES para después, verdaderamente transformados por la Ley del Amor, convertirse en candidatos a Ángel.
El retorno a la pureza a la que fue creado es el gran desafío del espíritu, en su larga jornada evolutiva.
Paz a todos.
Cayo Miranda
GESH - 27/11/2009 - Vitória, ES – Brasil
Nota: Mensaje extraído del Libro Semillas al Viento.