¡Hijos de mi padre!
¡Tutelados de Mi Corazón!
Camino entre vosotros, oyendo vuestras angustias
Estoy donde hay sufrimiento y ayudas de socorro. No miro los pecados ni el pasado de los errores; Veo apenas almas sufridoras, tránsfugas de las Leyes Divinas.
Estoy donde el llanto y el crujir de dientes hacen eco: en las casas de la iniquidad, en los antros de corrupción, en las cárceles, donde hay revoltosos con las leyes de los hombres y con las Leyes de Dios, porque en esos locales están los que sufren por ignorancia y no cumplen las Leyes Divinas.
A todo instante, a cada amanecer del Sol, surge una nueva oportunidad. Dejar brillar en vosotros la centella divina, porque su brillo no se pierde. Incluso entre aquellos que caminan en los caminos oscuros, la centella jamás se apaga, quedando apenas momentáneamente oculta por las sombras que lanzáis en vuestras almas en las caídas vertiginosas de la moral, el no comprenderles a vuestro prójimo y no practicar el perdón.
Pero si es cierta la eternidad, también es cierto que un día esa centella brillará y se convertirá en una estrella reluciente.
El Padre no creó vuestras almas para que sufriesen y distribuyeseis dolor y sufrimiento. Fuisteis creados para un plan divino mayor, de amor, de caridad, de perdón y de armonía, para contribuir con la creación divina.
Ustedes sois dioses y, si sois dioses, entonces las fieras que hoy veis son apenas la imagen de la rebelión y de la insatisfacción que todavía alimenta el orgullo.
Incluso la hermana que se encontraba aprisionada en el Abismo posee la centella del amor divino para latir dentro de sí. Llegará el día en que, liberada, será lanzada a los universos, que recorrerá hasta que se convierta en un punto de luz para distribuir el amor y enseñar el perdón, pues esos sentimientos existen latentes dentro de cada uno de vosotros.
Ha llegado la hora de liberarse del pesado fardo que cargáis.
Estoy a vuestro lado. No camináis solos por los caminos, no sois viajeros solitarios.
Hay legiones de ángeles, amigos y hermanos espirituales para ampararos a vosotros durante las caídas.
¡Abrigaos en Mi Amor!
Abrigaos en la Luz que es derramada sobre vosotros, incesantemente.
Basta sentir el pulsar de vuestro corazón.
El dolor es pasajero, la violencia es pasajera, el estado de perturbación en el que vive la humanidad es pasajero, porque las promesas divinas de un mundo mejor, donde hay paz, amor, armonía y fraternidad se realizarán para todos los hijos de Dios.
Incluso entre aquellos que abandonarán esta Tierra como exiliados, y Mi Amor os acompañará, hasta que paguen el último centavo, cuando entonces conquistarán la gracia de entrar en las puertas de un mundo mejor, como lo prometió Cristo.
¡Yo os dejo en Mi Amor!
Mi presencia entre vosotros es constante, basta abrirles la puerta y allí estaré con las manos extendidas, aguardándoos para el banquete final.
¡Que la paz de nuestro Padre Mayor sea entre vosotros!
¡Que el Cristo Planetario, Emisario directo de la Creación, renueve todos los días, dentro de vosotros, las promesas de amor!
¡Salve, el Padre!
¡Salve, el Cristo!
Maestro Jesús
GESH – 11/05/2019 – Vigília Jacaraipe – Sierra, ES – Brasil