Hijos de la creación, el destino trazado para este planeta de dolor y expiación sigue una programación divina inalterable, debido a la voluntad de su humanidad.

El camino comienza con la llegada de los primeros habitantes del planeta, provenientes de diversas regiones del mundo que alcanzaron su liberación. Contingentes inmensos de criaturas rabiosas moralmente atrasadas, son enviadas diariamente para planetas ya preparados para comenzar sus civilizaciones. Así aconteció con la Tierra, un hecho ordinario en la progresión de los mundos. Para acá se trajeron seres animalizados, bestializados, con alto poder intelectual, implicación y de capacidad de convencimiento.

Pasaron los años, se fueron adaptando a la nueva condición y consiguieron a lo largo de sus existencias aquí en el planeta Tierra crear imperios, formar ejércitos, dominar a los débiles, los ingenuos y los desprevenidos. Algunos desencarnaron, pero continúan dominando la masa ignorante e imprudente. Otros, encarnados, hacen valer en el plano físico la voluntad de estos señores, maestros de la oscuridad.

Acreditan por la prepotencia y orgullo, que dominarán la Tierra, que poseen el poder de decisión sobre la vida y la muerte de los seres humanos.

En el proceso de evolución del planeta, la desencarnación masiva limpiará la Tierra de este pueblo ingrato, que aquí estuvo a lo largo de generaciones y no supo aprovechar las oportunidades. Las muertes colectivas, a través de enfermedades, guerras, accidentes y catástrofes, son permitidas por las Mentes Superiores; los hombres son apenas instrumentos de un plan trazado mucho antes de la creación de este planeta.

Como acontece en todos los mundos de dolor y expiación, aspirantes a mundos de regeneración, es enviado en descenso sacrificial a la materia, un ser superior en moral, en compasión, en conocimiento, transformando la energía deletérea, en energía de Luz. Así fue el advenimiento del ángel en la tierra, el Maestro Jesús, dando un impulso moral a la humanidad terrena.

 La masa ignorante no acepta la modificación de sus costumbres, no acepta la abolición de sus prácticas infames contra el prójimo y el planeta.

En la progresión del tiempo, es llegada la Transición Planetaria. Pasado este evento, tornase la Tierra en un planeta de regeneración. La lucha de la Luz para mantener a sus hijos en los caminos del progreso continúa siendo ardua, ya que la Tierra renovada no será un paraíso. Es difícil conservar un individuo en la Luz y será grande el trabajo del nuevo Maestro que asumirá la dirección del planeta.

Aquellos que aspiran estar en el planeta de regeneración comprenderán que será exigido un esfuerzo mayor para su permanencia, ya que las tendencias no se rompen con el cambio de milenio, con la verticalización del eje. La desaparición de los seres que serán exiliados golpeará fuerte en aquel que se quede y, si la fe en el Creador no fuera inquebrantable, no conseguirán permanecer en la Tierra de Regeneración. Se sentirán atraídos por sus afectos.

Hasta el final de los ciclos de reencarnatorios, la lucha por el progreso y por el bien será intensa en lo íntimo de la criatura.

Estamos junto al Maestro Jesús, sustentando la Fuerza Luz de este planeta que nos recibió y nos transformó en seres iluminados. Hoy, servimos al Creador, trabajando en la Gran Fraternidad Blanca Universal.

Maestros ya están despuntando para guiar otros planetas, pero la Tierra será siempre una morada querida en nuestros corazones, dado que aquí mucho aprendimos durante millones de años. Es la oportunidad dada en los últimos instantes de este mundo que el Maestro Jesús envía para todos ustedes.

Como la muerte no es el fin, ella vendrá como renovación de las almas sufridoras.

Que las luces del Maestro Jesús y del Cristo Planetario vengan con un nuevo futuro, para todos los que nos escuchan y ansían la paz espiritual.

Melquisedec entre ustedes.

Salve la Luz.

Melquisedec

GESH – 26/06/2021 – Vitoria, ES – Brasil