¡Que la Luz del progreso los lleve a los parajes de amor y vibración superior!

Hermanos en camino, la centella, una vez extraída de la Fuente de la Creación, es lanzada al Universo para que evolucione, adquiera sabiduría y experiencia para, en tiempos avanzados, ser copartícipe de la Fuerza Luz del progreso. Sin embargo, hasta que este hecho se dé por establecido, es tortuosa y lenta su evolución. Sus experiencias -todavía incipientes- y su evolución son conducidas y controladas por mentes superiores, para que, en la observancia de las Leyes y condiciones de aprendizaje y dentro del tiempo determinado por los Ingenieros Siderales, el cuerpo y la energía acumulados en cada Reino ganan volumen, hasta que, en un impulso irresistible, esa mónada sea conducida al Reino subsiguiente que corresponda a su necesidad evolutiva.

El tiempo no es un factor considerado en esta etapa de evolución, puesto que el progreso de la centella obedece a parámetros y ajustes difíciles de comprender por la mente limitada de los seres humanos que viven la realidad de un mundo material.

Así, pasada esa fase distante y de tiempo indeterminado, la centella, por esfuerzo y observación del mundo que la rodea (con sus matices y comprensión de la vida humana, cuando le es permitido el contacto), comienza a despuntar de sus pares y, entonces, por su mérito, desarrolla su principio inteligente, que destaca su evolución en su Reino.

A partir de ahí, se inicia la larga y ardua jornada de la mayor maravilla de la Creación: la evolución de su pensamiento. La centella se convierte en partícipe activa en el progreso de un planeta, de una sociedad y, en el impulso moral, intelectual y material, de una humanidad, en algún punto del Universo.

En este extraordinario viaje evolutivo, el ser aprende a odiar y amar, a vengarse y perdonar, a calumniar y bendecir, a ignorar y socorrer, a apegarse y donar, adquiriendo la sabiduría para combatir las tinieblas, las revueltas, las injurias, las violencias, las emociones desenfrenadas, los apegos exagerados, los amores obsesivos y aprendiendo a no eliminar a su hermano como forma de poder y autoridad.

Si bien para mentes de esta humanidad, el comportamiento de muchas personas en los días actuales es considerado violento y abusivo, para los seres de las Pléyades, el Cristo Planetario, los Devas y los Ingenieros del Universo, es un comportamiento entendido como compatible para mundos de expiación y pruebas, haciéndose necesario que todo ese cortejo de horror se impregne en la mente y en el alma viviente, creando la voluntad y la necesidad del desenvolvimiento de sentimientos y comportamientos contrarios a todo lo que es malo, indigno e inferiores.

Los seres aprenden a amar porque antes odiaron y fueron odiados, aprenden a perdonar porque antes fueron injustos y calumniadores, aprenden a socorrer porque antes fueron egoístas y holgazanes, y así siguen lentamente, en el tiempo de cada criatura, como la Luz superando las sombras, hasta que la Fuerza del Amor Divino, tan fuerte en la intimidad del ser, lo impulsa nuevamente, no a nuevo Reino, sino a una nueva etapa vibratoria de Luz y evolución, en moradas consideradas paraísos por quienes aún habitan planetas de tercera dimensión.

Sin embargo, todo este viaje es controlado, observado y orientada por Pedagogos de las escuelas de los planetas más avanzados y, por momentos, uno de estos Avatares de dimensión superior, por amor, encarna y trae para las fieras y seres aún brutos en el comportamiento y en la delicadeza del alma, para la masa primitiva, códigos, de enseñanza, estatutos, leyes didácticas, ejemplos de amor, caridad y fraternidad que se esparcen en la morada de un planeta. Así, los más avanzados vuelven para enseñar a los más atrasados.

Así fue la vida del Maestro Jesús y de los seres misioneros que aquí estuvieron, antes y después de Su venida.

De eso modo, hermanos, todo está aconteciendo, en la actualidad, de acuerdo con lo que las personas asimilaran de las lecciones divinas y de la forma como las practican.

En relación al Plano Superior, no habrá indignación, lamentaciones ni sentimientos de pérdida, cuando la mayor parte de la población terrenal fuese exiliada, ya que en el viaje del alma no se cuenta el tiempo para que ésta evolucione; ellos simplemente saben que, en algún momento, -y no importa cuál-, avanzará y seguirá el curso natural de la programación necesaria en la vida de todos los seres que un día fueron solo centellas.

Amor y odio, Oscuridad y Luz, todos fueron y sentirán, pero la certeza universal es que el retorno a la Fuente Creadora es inevitable en la Creación.

¡Que la Luz habite en todos!

Kepler

Astrónomo

GESH – 13/05/2021 – Vitoria, ES – Brasil