Hermanos en Cristo!

Cuando el Maestro Jesús pisó el suelo terráqueo, en misión sin igual de Amor Incondicional, la era cruel y violenta por la que hoy pasa el Planeta Azul ya había sido prevista.

El hombre, insanamente, crucificó al Consolador.

La explosión atómica apenas fue un trazo segmentario cármico, de la Ley Divina de Causa y Efecto. En el pasado, una multitud fue drásticamente quemada y destruida por practicar crímenes bárbaros. Algunos siglos atrás, en nombre de sus leyes y su religión, los Inquisidores prepotentes y sádicos lanzaron hermanos a la hoguera, destruyendo familias y comunidades enteras. Verdugos en el pasado, víctimas en el presente.

Ciertamente, el Padre que es justo y misericordioso, no determina la ley de "pagar con la misma moneda" a ninguno de sus hijos. No obstante, los lazos cádmicos se forman por la falta de amor al prójimo, asociado a la dureza de sentimientos, apegos materiales y pasiones animalescas, cerrando así el escenario; tal cual ocurrió con América y Japón, cuyo desenlace fue la bomba atómica.

Y los desatinos de las civilizaciones persisten y perduran. Basta con sintonizar los noticiarios y los periódicos, reflexionar y valorar el camino que siguen las "grandes potencias" en el proceso cármico y rescate planetario.

La energía negra de la sintonía de las pasiones mundanas, alimenta el planeta que espera a los hermanos anti-cristo.

El Padre Supremo en Su Sabiduría reunió en naciones que contrastan y continentes adversos en valores morales y poder socio económico, a civilizaciones afines y hermanos que vibran en la misma sintonía, con pequeñas diferencias individuales, pues los corazones y mentes afines se reúnen en el día a día, inexplicablemente, en estos tiempos de la gran transición.

Paz y amor a todos.

Pablo de Tarso

GESJ - 2005- Reunión Pública - Vitória, ES- Brasil