Tengo los miembros entorpecidos, me siento cadavérica, un fuego inextinguible me quema por dentro.
Mis carnes se despedazan sin fin. No hay día, tan sólo la noche infernal me consume.
No soy digna de ser hija de Dios.
Queridas (se refiere a las Hermanas), vuestras oraciones son el bálsamo de mi vivir, lenitivo para mis dolores, refrigerio para mi alma culpable.
Recientemente me sacaron del Valle de las Sombras y me encuentro albergada en un hospedaje, al que llaman Puesto de Socorro.
No os engañéis, pues si os estoy escribiendo con una seguridad que estoy lejos de poseer, es porque una fuerza sobrenatural me sostiene.
Vuestras oraciones son mi remedio.
No os olvidéis de mi; ahora sé que Jesús también vela por mí.
Maria
GESJ - 07/11/2006 - Reunión Pública de Lunes - Vitória, ES - Brasil
Nota:
Mensaje de una joven que se suicidó hace cinco años.