El ambiente del plano astral está siendo propicio para la proliferación de miasmas, virus, ultra-virus, bacterias y toda clase de microorganismos apestosos, causantes de enfermedades físicas en los encarnados.
Los pensamientos desequilibrados y faltos de armonía que son enviados a la atmósfera invisible, aumenta la concentración de carga tóxica, que sumada a la ya pesada atmósfera que reina en los planos invisibles en la actualidad, forman verdaderas "bombas bacteriológicas" que explotan en la materia en forma de las más extrañas enfermedades, indescifrables para la medicina terrena, que a su vez estimulan la reactivación de otras tantas consideradas ya extinguidas.
El ser humano no razona en la línea de" mente sana, cuerpo sana". Si la mente de la colectividad está enferma por los diversos vicios desarrollados en su alma, presentará un coeficiente mayor de enfermedades y desequilibrios, que revelan su alma inferior.
Aunque los científicos continúen quemando fosfato en busca de curas para las enfermedades, sin comprender por qué los medicamentos no responden en la forma deseada como remedio para la enfermedad, nada podrán hacer ante la furia descontrolada del pensamiento humano. Trabajan en balde, con la esperanza de curar el cuerpo físico, pero sus esfuerzos son inútiles pues la dolencia que se refleja en la materia tiene su origen en el alma rebelde, que emite incesantemente las formas causantes de los males.
En cuanto al desequilibrio espiritual, para que el cuerpo de la colectividad humana de la Tierra consiga sanar, dado su estado actual, deberá pasar por la "délivrance" de la transición planetaria.
Jesús, el Iluminado, nos dejó la fórmula para limpiarnos de las inmundicias que cargamos desde hace milenios.
Solamente Él, con sus Lecciones Sublimes, es la cura que sana los males del alma.
Salve Jesús.
Rajamon
GESH - 02/02/2007 - Vitória, ES - Brasil