Los tormentos del alma solamente podrán sanarse, a través del desapego, mediante el trabajo voluntario y anónimo, en la Senda de Cristo.
La entrega voluntaria al servicio del prójimo carente, sin imponer condiciones, asfixia las propias intenciones que nos traen armonía.
Servir al prójimo con humildad, tolerancia y amor, intentando adecuarse a la convivencia fraterna, en beneficio de la colectividad asistida.
Quien sirve con desapego, encuentra el equilibrio interior y las tormentas que lo angustian, dan lugar a la paz de espíritu.
Sigamos hermanos, en el trabajo con Jesús, depurando nuestras imperfecciones en la búsqueda por la transformación regeneradora.
Servir sin imposiciones.
Amar sin condiciones.
Paz en Jesús.
Joana de Ângelis
GESJ - 13/02/2007 - Reunión Pública el martes - Vitória, ES - Brasil