Videncia:
Veo un gran número de trabajadores. Por lo menos hay unos 100 de ellos sentados, aguardando en silencio. Llega un Instructor y parece que va a dar una charla. Empiezo a escuchar el inicio de una reunión, pues éste realiza una oración de apertura.
Veo un intraterrestre. Él me ve y me saluda. Entiendo entonces que me han llevado hasta allí para escuchar lo que se va a decir. Relato a todos lo que presencié y escuché:
Hermanos
Como bien sabéis, en el plano físico las luchas se recrudecen, haciendo que los trabajadores de la siembra de Jesús desprendan cargas de energía cada vez más crecientes, para garantizar su supervivencia, desarrollarse espiritualmente y poder ofrecer tiempo y recursos en la edificación del camino de luz y redención.
Los encarnados sufren y se ven violentamente asediados por las garras de la Bestia. El escenario terrestre parece un verdadero frente de batalla.
Así, cuanto más aumenta el dolor en la superficie terrena, más intensos son nuestros trabajos de asistencia y amparo a los sufridores.
Por esa razón, hermanos, estamos reclutando el mayor número posible de trabajadores de última hora. Muchos de vosotros os encontráis recientemente equilibrados y por lo tanto, todavía estáis frágiles por el largo tiempo de perturbación mental o sufrimiento. Incluso así, es la voluntad del Padre el que dediquéis vuestro tiempo y energía a la asistencia de los que sufren en el plano físico.
Para ellos, vuestro concurso representa la última llamada de la luz, y para vosotros, la última oportunidad de consolidar los principios cristianos recién germinados.
La situación es delicada, sin embargo, si el Creador lo permite es porque todos vosotros estáis en plenas condiciones de servir y amar.
Por tanto, aquellos que acepten la oportunidad de este trabajo, que se levanten y caminen hacia el sector que se encargue de su preparación y breve instrucción.
Que el Maestro Amado vierta sobre nosotros la luz de su Amor Bendito.
Josué
Videncia: Muchos de los hermanos que desearon levantarse, pero que su peso (su densidad) se lo impidió, se quedaron tristes. Muchos lloraron. Querían ayudar, pues entendían la importancia de servir y la gravedad del momento, pero aún no tenían fuerzas suficientes para aceptar la invitación.
Oremos por todos ellos.
GESJ - 24/07/2007 - Vitória, ES - Brasil