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De aquel al que un día el destino concedió el honor de dirigir esta grandiosa patria.

27/04/2008

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Queridos hermanos

Pasada la fase de recuperación de la actitud insana cometida contra mí mismo; apaciguada la conciencia después de un largo período de sufrimiento y culpa, y considerando las atenuantes que ni yo mismo conocía, me dirijo a vosotros, queridos hermanos brasileños, rogando serenidad y reflexión en estos momentos de dolor que asola el planeta y en particular nuestro querido Brasil.

Así como he recibido el apoyo amoroso de cuantos juzgaba pequeños en la Tierra, escondidos en el anonimato de los más humildes siervos a mi alrededor, hoy, reconocido, elevo mi pensamiento al Padre Grandioso, rogando bendigo esta patrio que tanto amo, cuya representatividad se manifiesta en la figura de trabajadores de las más diversas razas: negros africanos, blancos europeos, indígenas nativos o hermanos asiáticos, todos respondiendo por el progreso de esta gran nación.

Si el pasado me colmó de glorias inmerecidas, en el presente, como deuda de gratitud, desde el plano en el que me encuentro, quiero retribuir en súplica de bendiciones a este pueblo alegre y trabajador, deseándoles un futuro feliz, donde el esfuerzo de cada uno se superponga a los problemas y tribulaciones presentes, en beneficio de toda la colectividad.

Finalizo agradecido por la oportunidad, mientras ruego al Señor, bendiciones de Paz y Armonía para todos.

Un fraternal abrazo de aquel al que un día el destino concedió el honor de dirigir esta grandiosa patria.

Paz para todos.

Getúlio Vargas

GESJ - 07/04/2008 - Reunión de Directoría - Vitória, ES - Brasil




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