Hermanos, vuestra noble intuición vuelve a encender la Luz del Cordero en estas plagas.

Donde antes había esperanza de conquistar la paz, trajimos odio; y mucha sangre inocente fue derramada.

Aprisionamos almas en el odio abrasador, que se extiende hasta los días actuales. No será posible, sin la ayuda mayor de Jesús, conquistar con las armas del perdón y la fraternidad, a los hermanos que nosotros lanzamos a la degradación del oscuro abismo.

¡La Luz vivificante que os acompaña es el Faro que saneará la Tierra brasilis!

Rechazamos a Dios con nuestras acciones arbitrarias, sin razón humana, exterminando a los habitantes de la selva y después esclavizando a los negros.

Nos creímos portadores de poderes extemporáneos de la Divinidad, para explotar y expandir nuestro horizonte, conquistando nuevas tierras.

El horror de los descubrimientos aún repercute en nuestra alma, impidiéndonos ascender.

Ha llegado la hora de "acertar cuentas" para la liberación de las almas.

Que nos perdonen aquellos a quienes herimos, pues en la Cruz encontramos el verdadero sentido de vivir y transformamos nuestras acciones arbitrarias del pasado en las armas de la humildad, la caridad y el perdón.

Directamente no practicamos acciones de violencia contra el hermano humano, formábamos parte de la Corona Portuguesa y con ella compartíamos el ideal de explorar para enriquecernos.

Jesús es el Camino para la liberación, la Vida que nos impulsa a la renovación, y la Verdad única para la transformación.

¡Salve Brasil. Salve Jesús!