Hijos de Dios, luchen por liberarse de las amarras del odio, sufrimiento, angustias y penas que todavía cultiváis en vuestro interior, aun creyéndose incomprendidos por los amigos espirituales, ante los dolores supremos que vivís.

Los Corazones Superiores y el Amor Divino jamás os abandonarán a lo largo de vuestra trayectoria terrena de luchas, de caídas y de pequeñas victorias en vuestras vidas. No temáis lo desconocido cuando os decimos que dolores amargos todavía se aproximarán a la Tierra y envolverán a todos, encarnados y desencarnados, en la difícil partida para el fin de esta civilización.

Sin embargo, desde el más pequeño, desde el más ignorante ser que hoy habita el orbe terrenal, hasta aquellos que ya consiguieron vislumbrar una nueva morada de paz y armonía, hay manos amigas que trabajan a vuestro lado para que podáis, en próximas existencias, disfrutar, ya sea en el exilio, sea en una Tierra Renovada, de mejores condiciones de vida.

Todavía es incomprensible para muchos de ustedes, cuando les decimos que deben bendecir las duras pruebas que pasaréis en la Tierra, ya sea en convivencia familiar, o en los quehaceres diarios, en medio de la turba ignorante.

Cuando os decimos que no os rebeléis ante las heridas, de las enfermedades que, de vuestros cuerpos espirituales invaden vuestros cuerpos materiales, es porque todavía no comprendisteis el gran beneficio de limpieza, que se opera en vuestras almas. Llegará el tiempo en que, lejos de la barrera que separa vuestra mente espiritual de las realidades del mundo físico, entenderéis que todo lo que enfrentáis es beneficio de la Misericordia Divina para vuestro progreso.

Comprenden, los Maestros, vuestros lamentos, y vuestras angustias, los cuestionamientos y, a veces, incluso la revuelta rabiosa. Porque la infantilidad del alma os atrapa en las zonas del dolor y del sufrimiento. Es difícil concebir que el dolor es necesario, que la negación de vuestros pedidos, aún atormentados no os son concedidos, no como castigo, sino, simplemente, porque estamos viendo por delante que lo que deseáis es la próxima caída, y que puede situaros, nuevamente, en la zona de dolor y sufrimiento.

No importa el tiempo que llevaréis unirse a las Huestes Divinas; lo importante es la calidad de vuestros pensamientos, que se esfuerzan por llegar a las Huestes Superiores, vuestras acciones, el bien que practicáis. El Padre no lleva en consideración la cantidad de veces en que tropezáis y caéis delante de las pruebas amargas. Para Él, Amor Supremo, lo importante es cuantas veces os esforzáis para levantarse y caminar.

En vuestras fichas kármicas también está escrito las muchas pasaste y venciste, cuánto de perdón concediste, cuántas veces sufriste sin murmurar, cuántas veces saciaste el hambre y la sed del prójimo. Dijo el Maestro Jesús que, cuando se cubre un cuerpo congelado, cuando se alimenta a un hambriento, es a Él a quien estás alimentando y calentando, porque todos nosotros, desde el más graduado al más pequeño ser, somos parte de la Creación Divina.

Fuimos creados, todos nosotros, para ser Paz, Amor y Fraternidad. Agradeced todo por lo que pasáis, lo que pasaréis, porque si tuvieseis los ojos abiertos para el mundo espiritual, veréis que en el camino oscuro que pasáis, muchas manos os agarran las vestiduras espirituales, tratando de retener vuestros pasos. Pero, si perseveráis e insistís, veréis que bien pocos consiguen superar esa fase tan difícil de vuestras vidas.

Comprendan, todos, lo que es vivir en un planeta de dolor y expiación, durante largos y largos milenios, como venís subsistiendo hasta hoy. Creemos nosotros, que confiamos en vuestra voluntad de vencer, que ya no más estaréis en la misma situación en vidas futuras.

Un día, seréis agradecidos por todas las oportunidades vividas, puesto que fortalecerá vuestros espíritus para un nuevo caminar en planetas donde seréis convidados a nuevas plantaciones.

Si venceréis, seréis llamados a servir más fuertemente en la Siembra bendita.

Si caéis, seréis invitados a una nueva jornada de luchas y de sufrimientos para, nuevamente, servir en la Siembra bendita.

Estamos con vosotros. Nuestro Maestro es nuestro Guía.

Salve, Jesús.

Juana de Angelis 

GESH - 24/09/2021 - Vitoria, ES – Brasil