Salve la Luz!
La mente embotada de los seres humanos no consigue modificar sus existencias a través de la doctrina que profesan.
Colocan la religión y la vida mundana en bloques distintos de sus vidas y se ligan a varios segmentos doctrinarios, esotéricos, ufológicos, budistas y demás. Admiran y conocen todos ellos superficialmente, pero no practican ninguno y su carácter dubitativo no se modifica, manteniéndose en el mismo patrón vibratorio que les hizo estacionar en las zonas de sufrimiento, desde hace milenios.
Las criaturas abstenias de conocimientos doctrinarios religiosos, pero que pautan sus vidas en el amor al prójimo, cumpliendo los deberes morales para consigo y para con el prójimo, consiguen dar el impulso renovador en sus existencias y avanzan un paso en la ascensión espiritual.
No basta con saber las palabras, vislumbrar Seres Superiores, o de otras galaxias, porque sin la transformación interior, todo esto será inútil.
Aquellos que esperan la venida de Jesús en este valle de lágrimas y de podredumbre humana, que se conciencien de su insignificancia y crezcan vibracionalmente para alcanzar las vibraciones del Maestro, que están por toda la Tierra envolviendo a todas las criaturas, cristianas o no.
Esperar milagros extemporáneos es sumergirse en lo más profundo de la ilusión, en el retroceso.
Hermanos en humanidad, buscad el despertar de vuestras conciencias a través del devotamiento al bien y al prójimo, a través de la vivencia del amor, del cambio de actitud frente al prójimo y frente a uno mismo.
Las naves extraterrestres visita la Tierra. Jesús está con nosotros hoy y siempre, sin embargo, aquél que espera la materialización de tales seres para cambiar, tendrá que recorrer otro ciclo planetario de reencarnaciones purgatoriales, en planetas semejantes o peores a la Tierra.
La aceptación de la vida extra-corpórea y los mundos habitados se hace interiormente, de dentro hacia afuera, y no como prueba exterior, que pueda ser forjada.
Hermanos, desacelerad vuestros espíritus y profundizad en vuestro interior, donde habita la centella divina; iniciad, desde vuestro interior, la transformación verdadera de aquel que cree sin ver, de aquel que ama sin esperar nada a cambio.
Solamente así podréis ver las Naves que deseáis ver, y el Cristo que con nosotros camina hoy y siempre.
Salve la Luz que nos conduce.
Salve el Divino Maestro Jesús.
Hercílio Maes
GESH - 20/10/2006 - Vitória, ES - Brasil